domingo, 23 de agosto de 2009

Coeur des Alpes: Zermatt (Suiza)














A Zermatt se llega en taxi o en tren desde Visp, que lo rinde pleitesía desde la distancia. Una vez allí hay que moverse en coche eléctrico por eso de la ecología y el medio ambiente, por su condición de lugar privilegiado.En verano la estación se llena de turistas atraídos por las impresionantes vistas del Mattehorn (Cervino para los italianos), el MonteRossa y el Gonergrat.Las rutas de montaña, la posibilidad de esquiar a mas de 3000 metros y las paredes de roca imposibles lo hacen un paraíso del deporte al aire libre y de aventura. También de lo sofisticado y lo chic, como un espejo fiel de lo que uno se imagina de Suiza.Casas y hoteles estan cuidadas exquisitamente, como si alguien las hubiera depositado en un lienzo abigarrado de maderas nobles,aguas blancas glaciares y montañas asesinas. En Zermatt no hay tiempo, ni ruido. Parece que alguien dió instrucciones antes de llegar allí.



El Coeur des Alpes anda en medio del pueblo, levantando su silueta recortada de tejados de madera sin mucho ruido. La conductora de cochecito eléctrico dice que es el mejor hotel de Zermatt. Bien por la fidelidad al que le paga. En Zermatt al llegar, estas noqueado para comprender demasiado.



Entramos por una pasadizo excavado en la roca que le da un aspecto clandestino, como de bunker atómico. La primera imágen, dos arañas de swarosky de marfil negro colgando de un techo del que podrían dibujarse estalactitas. Un pasillo alargado y tenuemente iluminado.Un ascensor de cristal. Subimos abobados y contemplamos a nuestros pies un elegante spa donde varios crios rubios chapotean en una majestuosa piscina que imaginamos caldeada. Paramos. Entrada del hotel. Un tipo de unos cuarenta y cinco, melena rubia cuidada, sonrisa profident y aspecto relajado se apresura a recibirnos. A su lado alguien que podria ser su mujer o su hermana nos tiende la mano. La vista es espectacular, sillas de diseño imposibles enmarcando un sala de estar con suelos de cristal, espacios abiertos llenos de luz con cristaleras que anticipan el Cervino, un coqueto bar que antecede a un gimnasio....Nada chirria , todo parece armónico y estudiado...Nos sugieren que dejemos las maletas y nos relajemos...Parecemos Paco Martinez Soria a punto de ser lobotomizados. Al salir una chica de unos veinte, también rubia y armónica, se apresura a entregarnos dos copas de champán como bienvenida.... No sé en qué momento se van a quedar con nuestras maletas....La boca abierta. La terraza es puro espectáculo. El Mattehorn majestuoso en primer plano con su silueta blanca y afilada, compite con una piscina rectangular a ras de un suelo de marmol completado por dos sillones blancos de piel donde una pareja reposa anestesiada haciendo que lee un libro. Al otro lado, un apartado donde alguien parece beber un gin tonic (por la aceituna)con la mirada perdida. El dueño nos sugiere que nos olvidemos del tiempo, de las maletas y de la habitación y que disfrutemos, Se recuesta en el sillón y sugiere si somos españoles. De donde quieras... En cualquier momento imaginamos que alguno de los niños rubios que vemos en la recepción va a irrumpir sonriendo y nos va a traer un millón de dólares en una maleta también de diseño. Es cuando descubrimos que de la piscina empieza a salir un sospechoso vaho que nos vueve a impresionar. El agua está caliente.... Las nubes van empezando a cruzar tímidamente la silueta del Cervino cuando el tipo rubio nos anima a hacer un pequeño tour para conocer el hotel. Somos autómatas en ese momento. Todo en el hotel son espacio abiertos en cristal para aprovechar la rabiante luz de la montaña suiza en verano; la sala de musculación, el glass bar, la terraza con tumbonas de madera, los techos abuhardillados. El diseño luce en las paredes a modo de bocetos que estudian desde el detalle del apoyabrazos de un sillón hasta la estructura de poleas del esplendoroso ascensor. Al SPA se accede desde la habitación contemplando el majestusoso paisaje en todo momento. En la sala que antecede al Hamman uno puede tomar todo tipo de tés con dátiles y nueces mientras se relaja en camas de calor.....
Hay en el Coeur varios tipos de habitaciones y lofts espectaculares de espacios diáfanos, donde la luz parece hacer daño. Todo entendemos ha sido levantado por una sola familia, que gestiona el hotel como si tuviera el objetivo de hacer al visitante flotar, no darse cuenta. La experiencia de bañarse en una piscina de agua caliente en la noche a los pies de un coloso nevado de cuatro mil metros es dificilmente explicable, y los desayunos, y la atención, y aquello que pagas por lo que recibes. Tal vez el Coeur sí es el mejor hotel de Zermatt., solo tal vez....Abajo en el pueblo todo parece fluir como si el mundo siempre transcurriera de esa manera, como si no pudiese existir un modo de vivir diferente.Como si la vida siempre hubiera sido así de "bonita" .

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